INVIERNO

Que misterios tienes, que van más allá de lo explicable, como el día que continuaba en horas quietas.

El aroma del café sobre estas líneas, la calle nublada, los miles de libros, aquella bufanda que intenta abrigarme y casi todo me hace pensar que estas detrás.

Y en el papel de invierno hecho carta, en horas que se dicen que nadie es como tú, no puedo decir que todo es igual, pero aun queda un espejismo, que cerca de la distancia sus características se parecen tanto y solo alcanzan razón cuando estas junto a mí.

Hay un pensamiento confeso y coetáneo a las vendas de un “cuando” hecho de arena. Pero lo cierto es que siempre que intento un significado, felizmente siempre te encuentro.

Tú también conoces el ayer y no la culpa del recuerdo y en esta media intensión del mundo, no habrá tiempo que nos alcance, por ello inventaremos fácilmente una nota musical que engañe su camino.

Es cierto que esta sombra de invierno, no congela mis manos que alcanzan las tuyas, como es cierto que cada vez que miro esa calle de escenario invernal, tengo la mejor de tu sonrisa, en un efecto que provoca la luz en mi ventana.

Luego de la lluvia es fascinante tocar tu rostro y brindarte calidez.

Nuevamente, tú, el madero de mi guitarra, la noche, y este invierno, promueven la subsistencia de fines. Nuevamente un registro en mi memoria, nuevamente tú desafiando mi tristeza.

No pretendo sugerir a las estrellas que alumbren este invierno, por que se que siempre lo hacen al estar tu frente, aunque sea en secreto.

Yo escribiré donde estés en este inviernos gris, en una enésima edición de mis mensajes, y así subiremos hasta el sol, para decirle que tampoco nos hace falta, porque frio es el viento de invierno que vive en secreto para los que callan, no para nosotros, no para el amor.