domingo, 10 de julio de 2011

CONFESIONES DE UN INSOMNE

Lima 10 de junio, 3:15 am.

A un insomne le dije, de que te preocupas si tu y yo somos de aquel club que abre de madrugada, club que expende ideas y recuerdos, ideas y recuerdos cubiertos del afán de ver la luz del día con un nuevo argumento, argumento que pasa por el tamiz de la tranquilidad y concentración, tranquilidad y concentración que aparecen cuando todos callan o cuando todos duermen.

El insomne tiene más posibilidades de vivir por siempre aunque la muerte lo atrape en el famoso sueño eterno, y la razón es sencilla, el insomne crea, alucina y advierte, pero nada es casualidad, sino el simple efecto de no dormir en paz, porque algo le hace falta, y es manifestarse, y el que se manifiesta tiene más posibilidades de trascender y con ello ya ha alcanzado vida mediata, inmediata y posiblemente eterna.

Pero la vida es un disfraz, y hay que tener cierto cuidado y es mejor decirlo en la forma de un consejo, se insomne y no zombi; el insomne dibuja, lee, interpreta, se proyecta; el zombi, muerde su almohada y aturdido espera con tregua al cretino de Morfeo, pero lo espera en silencio, y es un muerto con mucha vida.

Hoy por ejemplo, no alcanzamos al sueño que quizá se fue raudamente o como en aquellos días de efervescencia humanista, llega extremadamente lento, pero quedaron estas líneas, que sé, lo leeremos y releeremos ahora, mañana, en un año, o quizá alguien más lo lea en mil años, así es la dicha de un insomne, por que se enfrenta naturalmente al tiempo y este lo sigue, solo hasta el amanecer en que nuevamente somos siervos del tiempo.

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