sábado, 9 de julio de 2011

CONOCIÉNDOTE

¿Cuál es el destino de los que sueñan?



Quizá sea su permanencia por toda una eternidad en la realidad de los hombres.

¿Y que inspira a los sentidos?

Quizá imágenes posibles como las de tu bondad y humildad.

¿Se puede hacer algo contra la astucia del tiempo?


Si, empezar de nuevo y por ello estas líneas, que se originaron en formas marcadas en el papel del tiempo, exclusivas para ti, pero aún será un secreto porque siempre es necesario validar las formas.





Tú me miras y se completa una sonrisa en mí, porque te quiero, y abrazarte me hace muy feliz.

Dame tu mano, y permíteme hoy amarte, y brindarte el mejor verso de una noche de invierno con estrellas solo para ti.

Dame tu mano, hoy quiero caminar contigo, demostrar a la nostalgia que tú y yo somos su inspiración.

Tú, mi vida, te esperaré todos los días por qué acompañas mi alegría, y la idea de hacerte muy feliz.

Dame tu mano, para que el mundo sea por fin aquel eufemismo escrito en pentagramas de siete rayas.

Dame tu mano, que hay un soneto que tiene derecho a emerger.

Tú, traducción heterodoxa de la sensación, huella imprecisa pero válida para mi concentración.

Dame tu mano, y salva a mis propósitos de su vaporización.

Dame tu mano, para dar razón y evidencia a las mías.



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