Naciste con el cielo despejado.
E hiciste toda tu vida, algo más que lo correcto.
Tu bondad jamás tuvo límites.
Tu hambre, tuvo como razón compartir con el que carece.
Trabajaste y enseñaste a trabajar con la honestidad de tus manos y ese corazón que no conoció de avaricia y maldad.
Los principios que aleccionaste, llegan hasta mi generación y se mantendrán por siempre, en razón de tus actos, que el tiempo jamás borra, manteniéndolo vigente en nuestra reflexión.
Diste tanto amor a los tuyos y ajenos, que deben ser muchas las bendiciones que recibiste en tu intensa vida, que la llevaste con mucha fe y optimismo.
Hoy la vida te dice que descanses. Recordando lo fuerte que fue tu trabajo y cuanto compartiste sin esperar nada a cambio.
Pero es cuanto más activa estas, conmoviéndome tu fortaleza y lamentando no darte mi juventud y mis fuerzas.
Tú mereces mas de mil años, pero ahora, solo para reír y ser feliz.
En esta vida pasaste mucho dolor, pero jamás blasfemaste, de tu boca santa, siempre recuerdo amor a Dios y al prójimo.
Ahora que tus dedos tiemblan por tu edad y tu espalda siente el peso de los años; es cuando más caminas y apoyas a los tuyos.
Ahora que no puedes hablar del mismo modo como hace unos años, porque los días despojaron la facilidad de ello, es cuando mas consejos brindas, y aunque sé que te es difícil hacerlo, lo haces, y todo por amor.
Sé que no estarás para siempre a mi lado, se que llegara el día en que te diré adiós, pero antes que ello suceda, y me mate a mi el dolor, confiare en tus palabras y en la promesa que me hiciste, y cumpliré cada encargo tuyo, por que en cada acto de absoluta humanidad que haga, estarás reflejada con un brillo especial. Y tu recuerdo será constante e instantáneo.
Te amo mamita, porque tú nunca fuiste mi abuela, tú eres mi madre, y con tu hija, representan para mis dos ángeles que me cuidan siempre, y doy gracias a Dios por ello. Por mi Sofía y mi Pagy.
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