Hasta hace unas semanas, una ilusión flotaba en mi memoria.Era tan delicada y suave; que al abrir los ojos con la sutileza más esmerada se perdía. Porque señales como esa es la felicidad máxima.
Y muy dentro de si tan solo se puede ver sombras, que por más que lo intentas no puedes tocarla.
Es que para mi todavía existía una inmensa brecha entre lo real y lo poco creíble, entre el pensamiento más profundo y una mirada cautiva.
La voz que alguna vez decía y que hoy es solo esfuerzo en vano por recordar, aquella oruga vibrante con ese paisaje increíble y que al voltear cientos de colores dispuestos a formar parte del universo perpetuo, y de la que ya no se sabe si existió; por que el tiempo es el chocolate bajo el sol, que redunda siempre en profanas sepulturas.
Creo que es el momento que la poesía se vista de ensueño tulipán y testifique cuanto te quiero en lo presente y en lo real.
Porque hoy al mirar tus ojos, estarás en un pensamiento; que no tendrá atardecer sin la forma de un celestial mensaje. Y caminare los suelos que se pisan, acompañado de una lira encantadora, que en cada nota pronunciara tu naturaleza, en un vaso aun por llenar.
Porque desde hoy y para siempre vivirás en mí; cual modo de respirar y de sentir.
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