¿QUIERE
SER USTED UN CÉLEBRE ESTUDIANTE DE DERECHO ?
Conversemos
al respecto
Julio Santiago Solís
Gózar
PROFESOR
DE DERECHO CIVIL
"Quien
piensa que la praxis es suficiente para resolver los problemas jurídicos
incurre en un error grave. La praxis sin teoría genera un discurso sin
consistencia o un discurso vacio. Al contrario, la praxis con teoría produce
argumentos convincentes y a la larga persuasivos"
Rómulo Morales Hervias
Sumario: 1.- Formación universitaria. 2.- Investigar con responsabilidad. 3.-
Construcción colectiva del conocimiento a través del debate y el dialogo
horizontal. 4.- Trascender con valores.
1.-
Formación universitaria.
La universidad es un lugar
determinante, que conduce el destino de muchas personas[1]. La información que se
comparte en sus aulas, así como el tiempo transcurrido no son repetibles.
En tal sentido, se debe aprovechar ese periodo de tiempo, de mediana
existencia, aprendiendo hábitos de estudio e investigación y fomentando el debate.
Un
libro que podría ayudarlos a proyectar y diseñar su etapa universitaria es el
publicado en coautoría por los psicólogos Bernardo Ahlbom III y Charles
Uculmana S.[2]
en el cual se reconoce los defectos que tenemos como estudiantes y ellos son el
memorismo y la constante repetición sin
mayor reflexión de todo lo que dice el profesor; la poca participación en
clases; por añadidura, leen superficialmente en lugar de estudiar; escriben
pero no redactan; hablan pero no disertan y finalmente oye, mas no escuchan.
Así también la falta de interés de adquirir información por uno mismo y
conformarse con las explicaciones detalladas que evitan el esfuerzo mental y
como consecuencia la exigencia al profesor que el dictado sea los más claro
posible. Esquivando cómodamente los pilares del éxito académico profesional:
estudiar, redactar, disertar y escuchar con eficiencia y eficacia.
Otro
aspecto importante es saber cómo enfrentar a la mediocridad, y es generando
discusiones con nuestros compañeros, ya sea a iniciativa del profesor o por
decisión personal, en ambientes competitivos y ponderables objetivamente
mediante evaluaciones y reconocimientos. Sobre este punto, en la actualidad “existe
un consenso cada vez mayor entre los expertos internacionales en educación en
que la mejor receta para mejorar el nivel educativo de los jóvenes no es
simplemente invertir más dinero en las escuelas, ni aumentar las horas de
estudio, ni reducir el número de estudiantes por aula, sino crear una cultura
de evaluación que obligue a los estudiantes a superarse cada vez mas”[3]
2.-
Investigar con responsabilidad.
Sobre el tema de la
investigación; es una secuencia de pasos y técnicas, cuya maestría también es
atada al tiempo y la inquietud del estudiante que “investiga para ser distinto
y para transformar una sociedad que le muestra su miseria a cada paso”[4].
Las investigaciones
tienen que ser serias, porque se realizan con parte de nuestro valorado tiempo
que como mencione es irrepetible. Si
vamos a realizar una copia de internet, sin el mayor análisis, estamos
malgastando nuestro tiempo en descargar la información, copiarla a word,
justificarla, etc., para que al final no consigamos un efecto real, tan solo
uno aparente, que es aprobar el curso de un profesor que no es precavido. Pero
¿Qué aprendimos sobre el tema? “Desde fines del siglo pasado, una rutina de la
vida académica es quejarse de los estudiantes que no se relacionan físicamente
con los libros sino con fotocopias de capítulos aislados. Este modo de
reproducción suele omitir el índice y la portada, que darían una idea de
conjunto y, a veces, hasta esfuma el nombre del autor. En los últimos años, la
desconfianza hacia las fotocopias hacia ese grado xerox de lectura, como lo llamo Carlos Monsiváis, va agregando otro sospecho: ¿Los alumnos leyeron los
libros que mencionan o pescaron citas en wikipedia, o directamente imprimieron
una monografía que flotaba en la web y quizá hasta la entregaron al profesor
sin leerla?”[5]
Es una verdad que el Derecho se aprende investigando, y es oportuno advertir
que investigar no es leer diapositivas ya que por su diseño, son resumidas y
genéricas. Se recomienda leer tratados y publicaciones serias.
Tengamos
en cuenta que sobre un tema en Derecho como en otras ramas del conocimiento hay
muchas teorías y propuestas que pueden ser opinables y cuestionadas. Pero será
posible ello, si conocemos a profundidad dicho tema y la única forma es
investigando. Así es como podremos aportar responsablemente en los debates en
clase.
Si
vamos a redactar un ensayo o artículo, tenemos que ser cuidados con las fuentes
y las citas. Buscar información confiable y clasificada.
3.-
Construcción colectiva del conocimiento a través del debate y el dialogo
horizontal.
El conocimiento visto con soberbia
es lo más cercano a la ignorancia. Ya que el conocimiento es un camino infinito, imposible para los mortales. Lo más
cercano a conocer, depende del aporte de muchos y la intolerancia de pocos.
Aquel
que está en busca del conocimiento, es natural que constantemente se pregunte
el porqué de las cosas y con ello no cabe duda que vendrán más interrogantes,
convirtiéndose la vida en una angustia interesante. Es en ese contexto en el
que debemos interactuar.
Para
tal efecto, en la universidad se bebe preferir el diálogo abierto, promoviendo replicas
y criticas responsables. Y evitar el monologo o la comunicación vertical. La
naturaleza del Derecho es argumentativa y su evolución depende de una situación
social y pragmática. Para tal efecto, el aporte de estudiantes, a través de sus
interrogantes y cuestionamientos, es fundamental para el desarrollo del
Derecho, en ese sentido “la labor del maestro seria entonces guiar al alumno, a
través de preguntas bien formuladas, para que éste, por su propia cuenta llegue
al conocimiento”[6].
4.-
Trascender con valores.
El Derecho es el trabajo
acabado de un alfarero, inspirado en una concepción humanista, reflexiva e
integradora; como consecuencia de la necesidad de una justicia social en
defensa del hombre. Y para darle esplendor, añadió sintaxis y lógica jurídica a
su quehacer. Por ello el Derecho, aunque perfecto y fino, puede ser fácilmente
quebrado como una vasija de arcilla, si son puestas en las manos enviciadas de
la parcialidad.
Es tan
importante trascender, dejar un legado oportuno y necesario, mediante nuestros
actos y obras. Y si conseguimos en la universidad formarnos íntegramente,
fomentando el respeto y la humildad. Seremos recordados positivamente.
Muchos
abogados trascienden pero a toda costa. Por esa razón el ejercicio de la
profesión, ha sido relacionado casi desde sus orígenes como un actuar abusivo y
amoral. La reputación del abogado no es la mejor, no obstante que nuestra
carrera es tan importante y noble, ya que estamos facultados para defender con
justicia. Pero lo cierto es que muchos abogados prefieren ir en contra de la
justicia, siendo ello la regla.
Es
lamentable pero real. Por ello concluyo este ensayo diciendo que son muchos los
abogados que viven en compañía del memorismo y conformismo. Y al salir de las
aulas, solo empobrecen al Derecho. En tan sentido “un jurista —científico del
Derecho— es aquel que puede descubrir (o descolgar) del mundo de las ideas
jurídicas una que, al hacerse ley y tener vigencia, mejora la vida social”[7]. Y para ser jurista,
debemos cambiar las bases de nuestra formación.
Bibliografía.
1.
Andrés
Oppenheimer, Cuentos chinos, 15. ᵃ ed., Buenos Aires, Editorial Sudamericana,
2008.
2.
Bernardo Ahlbom III y Charles Uculmana S.,
Los pilares del éxito académico y
profesional. Competencias genéricas imprescindibles para estudiantes de pre y
posgrado, Lima, Editorial San Marcos, 2007.
3.
Juan Manroy Gálvez, Para mi otro corazón. Sobre Derecho, Proceso y
otras angustias, Tomo I. Lima, Communitas, 2010.
4.
Juan
Manroy Gálvez, Para mi otro corazón. Sobre Derecho, Proceso y
otras angustias, Tomo II. Lima, Communitas, 2010.
5.
Laura
Siri y Graciana Vázquez Villanueva, caso
concreto. Comunicación, información y cultura en el siglo XXI, Argentina,
La Crujia, 2011.
6.
Roberto
Kotoyama Omura, Textos universitarios.
Introducción a la filosofía, Lima, Editorial universitaria de la Uiversidad
Ricardo Palma, 2003.
[1] “Hace un tiempo, no mucho,
la universidad proveía a un estudiante de algo más que una profesión. Temas
vinculados sobre ética, arte, literatura o historia permitían que un ingeniero,
médico o abogado, ejerciera su profesión en el marco de un desarrollo espiritual
que le daba a su formación una calidad especial. De hecho, el egresado podía no
ejercer su profesión, sin embargo, su formación universitaria era advertida con
solo escucharlo. ¿Es así ahora?
Hoy el universitario ya no estudia para
comprender su realidad sino sólo para adquirir cierto número de habilidades
para su futura profesión. Este último objetivo absorbe todo el tiempo de la
carrera universitaria (…)
Podría decirse, sin exagerar, que hoy las
personas con formación académica pertenecen a una especie en extinción” Juan
Manroy Gálvez, Para mi otro corazón. Sobre Derecho, Proceso y
otras angustias, Tomo I. Lima, Communitas, 2010, pp. 367-368.
[2] Bernardo Ahlbom III y
Charles Uculmana S., Los pilares del
éxito académico y profesional. Competencias genéricas imprescindibles para
estudiantes de pre y posgrado, Lima, Editorial San Marcos, 2007,
[3] Andrés Oppenheimer, Cuentos chinos, 15. ᵃ ed., Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2008, p. 335.
[4] Monroy Gálvez, op. Cit., p. 388.
[5] Laura Siri y Graciana Vázquez Villanueva, caso concreto. Comunicación, información y
cultura en el siglo XXI, Argentina, La Crujia, 2011, p. 29.
[6] Roberto Kotoyama Omura, Textos universitarios. Introducción a la filosofía, Lima, Editorial
universitaria de la Uiversidad Ricardo Palma, 2003, p. 45.
[7] Juan Manroy Gálvez, Para mi otro corazón. Sobre
Derecho, Proceso y otras angustias, Tomo II. Lima, Communitas, 2010, p.
322.
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