viernes, 27 de mayo de 2011

DE OCTAVIO A ARAMI: DEMÓTICO Y CATAVERUSO

El día solo dura 24 horas, y recordemos la famosa frase “cada día con su afán” y “al final del túnel siempre hay una luz”


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Sentado en una vereda en pleno otoño, siento el aroma de la libertad, tan cálida e inspiradora.

Soy consciente que ya pase la fase oscura que me apartaba de mi destino. Aquella que prescribía mis actos.

Las células de la felicidad se multiplican y en mi ADN hay nuevos amigos, y son cromosomas llenos de vida y esperanza.

Pensar que estaba a punto de dejar de vivir (en emociones y sensaciones) por un error, pero los últimos acontecimientos de aquel pasado, reflejado en sus actitudes de ligereza y que no apreciaba su fortuna, fueron sabios y precisos, ocasionando una magnitud de buenos pensamientos y decisiones en el retorno de mi esplendida vida, la que estuvo en cautiverio por mi creencia en lo contradictorio, pero que al final fue lo mejor que me pudo pasar.

Ya la vida en las etapas necesarias que atravesé con mucho dolor e incertidumbre, hoy me entrega picos de fortaleza y una sonrisa fresca, por mi valentía y constancia en luchar por lo que creo, aunque haya sido un completo error.

He vuelto a ser yo, el creativo, hilarante, sorprendido, agradecido, consejero, compilador, acogedor y esclavo del humanismo como siempre, y que no pierde la oportunidad de pescar un resfrío por salir a disfrutar de la lluvia junto a sus amigos, ni de bailar en medio de todos por brindar más alegría a la noche.

Acabo de capturar nuevamente a la siempre escurridiza elocuencia del alma, que me dice convencido que la vida se acaba cuando ya no se pretende dar más oportunidades, por ello voy a vivir a plenitud.

Ha sido entonces el paso por la madurez, que hoy me libera de todo lo de ayer, para empezar la mejor etapa de mi vida.

Estoy de vuelta en casa y con algo nuevo, que es mi libertad.

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